lunes, 29 de junio de 2015

Colombia, el rival ideal


(Por Pablo Castro) Por penales, Argentina derrotó a Colombia por (5) 0-0 (4). Ahora, los del tata esperan en semifinales por el ganador de Paraguay - Brasil. 

Algunos dirán que tal vez tuvo que entrar antes, durante el entretiempo o quizás un par de minutos después del inicio del segundo. Pero eso, hoy a nadie le importa. Porque Carlitos ya la hizo estallar contra unas redes que a más de uno le hizo acordar a una no tan lejana definición en donde había unos rivales de naranja, un soldado argentino que daba consejos y un héroe que atajaba penales. Parece que, después de muchas críticas negativas, Argentina por fin ganó y gustó. 

Los remates desde el punto penal supuestamente se inventaron para definir un partido disputado por dos equipos que jugaron de la misma forma sin sacarse ventaja. Pero todos sabemos que realmente no es así. Porque el Apache metió un gol que hizo justicia de un marcador totalmente injusto. 
La albiceleste salió con una idea segura, la de ser dominantes y llevar siempre el juego colectivo lo más cerca del arco de David Ospina que lógicamente fue la figura del encuentro al tapar varios pelotazos imposibles provenientes de los delanteros argentinos que llegaron al Estadio Sausalito más hambrientos de gol que en los partidos anteriores.

No creo que el tata haya querido inaugurar este sistema táctico solamente contra Colombia. Si analizamos los partidos anteriores: Tanto Uruguay, Jamaica, como Paraguay salieron a jugarle a los de Martino apostando a lo defensivo y esperando, de forma pasiva, la oportunidad de contraatacar. Estrategia que, al parecer, solamente le funcionó a Ramón cuando iba perdiendo de mala manera y con dos misiles paraguayos pudo igualar las cosas cerrando un 2 a 2 inolvidable para el pueblo guaraní.

Entonces, si tomamos estos ejemplos, podemos decir que el gran error de Pekerman fue salir a  jugar de igual a igual con su enemigo y no darse cuenta que de a poco la oleada futbolera de los argentinos los iba tapando en un mar que desde el principio era controlado por los once del tata. Por eso quedó a la vista de todos el inesperado manotazo de ahogado que tiró José al sacarlo a Teo Gutierrez que ni siquiera se había mojado los pies.

Pero es así. Apenas rodó la pelota, el técnico colombiano ya era consciente de que las cosas estaban complicadas. Queda claro que las individualidades argentinas resaltan y sirven de mucho a la hora de enfrentarse con piratas que intentan atacar de igual manera sin armas suficientes como para hundir el barco de Gerardo. Ahora nos queda mirar el partido entre Paraguay y Brasil. El ganador será aquel que tendremos que enfrentar para llegar a la final de esta Copa América que de apoco nos va gustando cada vez más. 

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